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RR: Un acuerdo tácito (Relato real)

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Yo caminé 3 cuadras sola.  Tres que parecieron diez. Nos cruzamos al salir de La Celeste. Él no sé de donde venía, yo salía con olorcito a pan, y un poco más relajada por haber conversado dos palabras con la vendedora. Yo casi cruzo a la vereda del frente, pero lo vi acercarse y me transmitió confianza. Veníamos solos, él unos cuantos pasos delante de mi.  Percibí su miedo, con la interrupción inesperada del naranjita: -"Tené un pucho, pa?" Lo oí responder y fui testigo de cómo instantáneamente se tocó el bolsillo trasero, donde llevaba el teléfono.  <<Error>> llevar el celular ahí a la vista, pensé. La av. Gauss oscura con dos o tres bares y gente dentro, se cerraba ante nosotros.  Solo se oían nuestros pasos acelerados. Yo iba a la parada, él no sé.  Nos detuvimos un segundo en el semáforo, y nos miramos. No hubo ni media sonrisa, ni alguna palabra.  Solo un acuerdo silencioso de acompañarnos mutuamente en la hostilidad de la noche desolada de Villa Belgrano.  C

Encuentro con mi yo-adolescente

 -Vas a quedar de cara -¿Eh? -Cuando te cuente una cosa -¿Qué cosa? ¿Maravillosa? - ¡MUY! -Ay, dale, ¡¡¡Decilo de una vez...!!! -Me voy a... -la miré con ojos pícaros antes de decirlo en voz alta, y ella se me adelantó, así que lo dijimos al mismo tiempo- ¡¡CASAR!! -dio unos saltitos encima de la cama, me abrazó y me agarró de las manos.  -Contame de él, porrrr favorrrrr decime que no vive en otra provincia -rogó con la mano en el pecho, un poco traumada- ¿Estás enamorada? ¿La abuela te va a hacer el vestido?- solté una carcajada, notando que la intensidad jamás la perdimos. -Sí, sí, sí, ¡Super enamorada! Me pasa que mientras más nos conocemos, más me gusta. En Marzo van a hacer 9 años que estamos juntos. -¿Queeeeee? ¡Un montón es eso! ¿Cuántos años tenés ahora? ¡¡Decime que menos de 30 por favor!! -jajajajajajaja sí, cumplí tu deseo: me voy a casar antes de los 30 -¡IUUUJUU! ¡BIEN! Bueno, y contame de vos, algo que te guste hacer. Que me guste a mi también. ¿Cantás? ¿Bailás? -Cantar n

Emocionarse no es sinónimo de llorar

Emocionarse no es sinónimo de llorar.  Soy una persona sensible y la frase "lloro por todo" me identifica. La noche de mi casamiento disfruté todo desde el momento que inició el día, y pensaba, bueno no, en realidad estaba segura de que iba a llorar toda la ceremonia, pero no fue así. Al día siguiente de mi boda, que fue espectacular, me sentí enojada conmigo, me reproché internamente no haber llorado en un evento como tal. Sin embargo sí sentí emoción, sí estuve en ese presente, sí viví ese sueño como una realidad. ¿Qué pasó entonces? 7 días reflexionando sobre el asunto me llevaron a pensar que esa noche, inconscientemente generé un mecanismo de protección que dio prioridad al disfrute, a la comunicación clara y concisa, a la expresión de mi voz con fuerza, coherencia y dulzura, a una respiración aquietada, y a mantener los pies en la tierra, más precisamente junto a los de mi reciente esposo. Y en una charla cotidiana en la cocina, mientras él preparaba milanesas y yo lava
 Se dice que cuando hay tormentas... no hay que salir de casa. Pero hay que salir corriendo a levantar la ropa. Se dice que cuando hay tormentas... eléctricas, sobre todo, hay que desenchufar la compu, el tele y lo que sea que esté conectado porque se puede cortar la luz y provocar un cortocircuito. Se dice que cuando hay tormentas, hay que meterse a la cama, ver una serie con audífonos y comer chocolate o helado, con unas medias altas hasta la rodilla y el pelo hecho un desorden, total, cuando hay tormentas, si nos quedamos dentro de casa, nadie nos ve.  Se dice que cuando hay tormentas, los sentimientos guardados son los primeros en salir a buscarte.  Yo digo que cuando hay tormentas, mis recuerdos saben donde encontrARTE.  Marti Esparza

Something about us

🔉 🎶 Reproducir antes de empezar la lectura  Algo pasó. Sentí esa distancia consumiéndonos a cada paso del tiempo.  La verdad nunca un mensaje me había sido tan claro. Hasta me pareció oír el sonido de su corazón quebrándose desde aquí. Pero no me atreví a volver. Pensé en Hades, si vuelvo, muero.  Pero si ya no te tengo, ¿He muerto?.  Si ya no cuento con tus alas despojadas sobre mi al alba, entonces ya no vivo aquí. Sabía que el portal se abriría en algún momento, que tendría que partir, pero desconocía cuándo. Viví con gloria, con intensidad. Y no pensé que doliera tanto la despedida de esta dimensión en la que creemos habitar como si fuera única. Tenía la idea fija de que el traspaso era sencillo. Tanto como respirar profundo abrazado a un árbol. O como caminar paso a paso de casa al trabajo. O como sentirme importante por un ascenso, o con alta motivación por tener un título bajo el brazo. Pero aquellas eran ideas absurdas y terrenales, que guardé en mi memoria para recordarme co

El compromiso del DJ

Por lo general el mejor tema sonaba al final de la noche, como quien escucha un 'Te amo' de Axel llegando al cierre de unos 15s del 2010, cuando empiezan a prender las luces y te dan a entender que hay que ir cerrando la velada.  Para ellas dos, aunque significara el fin de un nuevo encuentro, este era su momento preferido. Las primeras notas anunciaban que el DJ se estaba despidiendo, pero que fiel a su compromiso con la gente, dejaría el tema sonar hasta el final. Para que tanto las protagonistas de un amor prohibido, como el resto de los presentes, pudieran disfrutar de su estadía en el antro ubicado en pleno centro de la ciudad por unos instantes más, antes de que las luces se enciendan, y que el sol termine de amanecer en Córdoba.  Martie - (iluminada por mercurio retrógrado)

Summertime sadness

 Enero, 2015, Villa Carlos Paz. [Contexto: La juventud, el turismo, los autos de Molino Rojo, Zebra Club, Keops, o Khalama paseando por las calles de la villa con la música a todo volumen y entregando promociones de esa noche en cada esquina. Los bares colmados de gente, algunos que recién llegan y sólo vienen a bailar y volverse a eso de las 10 cuando cierran las puertas del boliche y abren las del Disco al frente del lago San Roque, ideal para pasar todo el alcohol que hay en el cuerpo con una Cindor o un Ades, mientras entrás al super de shortcito corto y top negro, y los empleados recién empiezan a trabajar sabiendo que después del desayuno te vas a dormir tremenda siesta de dos días.] La noche llegaba a su fin para nosotros. Desde que nos juntamos con mi amiga y su nuevo amor de verano en Avenida San Martín y Belgrano, ya habían pasado unas cuatro horas. Detrás de las montañas la oscuridad del cielo comenzaba a tornarse rosada.  Vos habías conducido hasta Alvear y Alberdi, la esqu