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Release

Duele la verdad cuando está ahí al frente tuyo y es difícil modificarla. Duele darse cuenta que quizás, por más que quieras, nada vuelve a ser lo mismo. Duele sentir que ni forzando las cosas van a salir igual. Duele el amor. Sí, a veces duele. Y otra vez... la vida me insiste en algo que creí que ya lo había aprendido << qué ilusa >> "Soltá flaca, soltá". SI SUELTO VA A DOLER MENOS?? Al menos ya conozco la verdad. Antes la desconocía y dudaba de todo, hasta de mi misma. Pero ahora ya está la verdad ahí como esperando algo.. lo que queda es darle a la situación la libertad de que todo siga como tenga que seguir.

Filo.

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Cuando alguien muere nace una nueva canción.  Si alguien que apreciabas se va, no te preocupes. Una vez entendí que la muerte es música. Es transformación. Es vida. Si alguien que estaba cerca ya no está físicamente, cerrá los ojos y traé de todos los recuerdos, esos que te hacen vibrar de emoción. No los bajones, los tristes, o los que te hacían enojar... sino de esos que te hacían cagar de risa, soltar una carcajada o una mirada cómplice, un abrazo. Y ahí, como si tuvieras puesto unos auriculares que te aíslan de todo, dejate fluir, dejate sentir. Agradecé esa oportunidad de revivirlo en tu presente. Que esa persona está, como la música, en todos lados... Porque al fin y al cabo, ¿Dónde está la música del alma en una canción sin recuerdos? ¿De qué sirve un tema sin que se te ponga la piel de gallina de recordar esos tiempos? Esa persona hoy es una canción. Cantala a los gritos, bajo la lluvia, brindando, riendo, tarareando. Y llorá si queres. Llorá y que no te importe lo q

E

Me enteré de que Ester se dejó el sorete pegado en el retrete. Sé que siente desinterés en volverse, pero rezongando se acerca, reconoce el pedazo e intenta ferozmente hacerlo desaparecer. Sostiene firmemente el fierro intentando terminar el corte que empezó, pero en desgracia  se enreda el pie derecho entre ese embrollo de cables llenos de pelusas, pelos ajenos que ayer, despistada, olvidé  desinfectar. El jefe seguro quiere matarme, Ester mientras se entere... También. Encima es del toilette de recepción. En silencio me alejo, despacio, lentamente... -¡Helen! Me sorprende el quejido de Ester. Pienso... qué mierda quiere. Me quiero perder en el césped verde del frente del edificio, quiero irme, correr, que nadie me vea. Que nadie se entere que... -¡¡Eu, Helen, deténte! Esta vez eran tres llamándome: Ester, el jefe, el presidente de la empresa. Quieren echarme, es eso. Estoy segura. Me detengo en seco, me acerco despacio donde están ellos, pero en eso... me desmayo. Sé que le

Ojos color Argentina

Martes, 15 de Junio, 2014. Me llamó para vernos, otra vez después de cuatro meses. Le mentí a mi jefe diciendo que tenía que encontrarme con una compañera para que me diera unos apuntes de la facultad, y los necesitaba sí o sí. Le dije que sólo me llevaría unos veinte minutos, pero él me dio media hora. Corrí como nunca. Me esperaba en La Pana, en la esquina de Montevideo y Obispo Trejo. Yo estaba a seis cuadras. En el trayecto frené en una regalería y me compré un gloss rojo, barato claro, que llevé puesto. Estaba frío, así que correr me hizo entrar en calor. Por dios, justo hoy había elegido la ropa más aburrida posible de mi guardarropa. Y ahí estaba él. Impecable.  No sé qué pensaba, saludarlo e irme? Me invitó un café. Ya no me importaban ni mi jefe, ni el trabajo, ni el frío, ni el gloss barato.   Lo más sincero de todo esto, es que me había olvidado de lo bello que se siente hablarle a sus ojos , porque sí, pueden parecer cursilerías mis palabras, pero no es así. Y