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Mostrando entradas de 2020

Vivir dos veces

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 ¿Alguna vez te has apegado tanto a una canción desconocida, que al escucharla por primera vez has sentido que en realidad la conocías de antes, y te has aprendido la letra para cantarla hasta las lágrimas sin saber por qué? ¿Alguna vez te has preguntado por qué una obra de arte te atrae tanto la atención, si en realidad no la conocías, pero las escenas pintadas en esos cuadros te parecen realmente familiares?  ¿Alguna vez tuviste la sensación de que parte de la realidad que vives es un recuerdo de una experiencia similar que ya viviste?  ¿Alguna vez te cruzaste con alguien en la calle, sintiendo en una extraña conexión, como si ya supieras quién era, pero en realidad nunca la viste en tu vida?  ¿Alguna vez despertaste de un sueño tan real que te dejó días pensando?  ¿Y si los sueños son dimensiones paralelas en las que, dependiendo nuestro nivel de conciencia, apertura mental y evolución emocional, podemos acceder a revivir experiencias de otras vidas, de otros tiempos: pasado, futuro

El mundo no cambiará

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Meli me había acompañado  a las mesas, me pidió algunas hojas que tuviera sin uso para envolver su paquete, ella no se había enamorado de nadie como sí lo hizo Sofi, pero sí hizo algunos amigos importantes a los que volvería a ver de aquí a un tiempo cuando viaje con Work and Travel.  Caminamos hasta la salida del comedor universitario, a unas dos cuadras de la residencia donde paramos estos casi 15 días junto a nuestro equipo argentino y los de Uruguay, Brasil, Guatemala, Chile y Colombia. Nos sentamos en unas mesitas de madera y cemento, ahí nos reuníamos con el resto a practicar y conversábamos sobre las charlas. Esas mesas quedaban a la salida del gran Comedor Universitario, que era inmenso y al fondo tenía un escenario y un telón rojo, con luces, para los 'bailes' de fin de año, pensaba yo. Saliendo del SUM hacia la derecha había una plaza hermosa, muy bien mantenida y con canteros llenos de flores hermosas que no había visto jamás. Por supuesto que ya había tomado varias

25 de noviembre: un día histórico y melancólico

Cuando sonaron las alarmas no me podía mover. La noche anterior entre el granizo y la lluvia me había quedado despierta admirando el aire fresco que entraba por la ventana y seguramente me dormí varios minutos después de haberme acostado. Recibí algunas caricias suaves y agradables que me ayudaron a por fin sentarme en la cama y levantarme. -Buen día mi amor! - dijo, y me dio un beso con sonido en el cachete. Le devolví una sonrisa, y noté en sus ojos el brillo feliz de que por fin era miércoles: hoy juega boquita. Caminé descalza y rascandome la cabeza hasta el baño. Prendí la luz, muy fuerte. La apagué. Cerré los ojos un momento y mi pelo, que había caído sobre mi cara, me dio una caricia suave que me llevó por un nanosegundo a revivir la situación. //// flashback Estaba colgando unas sábanas que habíamos puesto a lavar más temprano con mi mamá. Estaba nublado, así que las colgamos bajo techo. Sentí un ruidito familiar cerca de mí, como las patitas de Wendy, pero pensé no, no es posi

𝓦𝓮𝓷𝓭𝔂

Estás en todos lados, pero a la vez, en ninguno. Estás en todos lados, y me sonrío.  Una melodía triste suena dentro de mi, y yo quisiera apagarla como sea.  Siento que miras desde el sillón junto a la ventana.  Yo sé que te gusta ese lugar, porque sé que te gusta observarnos a mamá en la cocina con la tele prendida, al papi que entra y sale, siempre con algo nuevo,  y cuando podes, y nadie te está mirando,  te das la vuelta, trepás por el respaldo del sillón y chusmeás lo que pasa afuera, en la calle.  Te veo en todos lados, aunque hoy no estés.  Me muevo sigilosa por la casa en cada paso que doy porque cuando veo lo que estás haciendo quisiera ser vos, estar en ese estado  relax al sol; respirar profundo y sentir lo viva que estoy.  Aunque me acerco despacio me descubrís,  y parás las orejas como diciendo 'Te vi'.  Te saco una foto aunque la escena ya no sea la misma.  Movés la cola de un lado al otro,  y esa es tu manera de expresarme tu amor.  Ahora sabemos que estás tranqu

Deseo de cumpleaños (Fragmento de Baby, serie de Netflix)

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-Vamos, pide un deseo.  Por dios... ¿Uno solo? No sé si puedo. Tal vez deseo dejar de estar sola. Deseo poder dejar atrás todas mis inseguridades. O tal vez no. Deseo poder mirar todos mis remordimientos de frente . Para descubrir que, al final, estar sola no es tan malo. Y mirarme a mi misma desde afuera. Estar lista para abrirme a los demás. ¿A quién le importa si estoy loca?   Muy bien, ya sé lo que quiero. Quiero saber que ya tengo todo lo que necesito y compartirlo con el resto del mundo. Jamás volver a preocuparme por hacer lo que está mal.  Quiero ser una mujer y volver a ser una niña cuando se me antoje .  Ya no quiero tener miedo de mirar hacia abajo. Quiero crecer. 

Crónicas de pandemia: 11 de mayo, día 57 de cuarentena.

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♪ RECOMENDACIÓN PARA LA LECTURA: The sea  ♪  Hoy no quise encender la luz de mi habitación desde que nos despertamos. Quise mantener todo el día esa sensación tan bonita que sentí mientras él estaba aquí conmigo, aunque también iba mezclada con un poco de tristeza porque ya se tenía que marchar, con incertidumbre porque no sé cuando nos volveremos a ver y porque además ya no es como antes, que nos despedíamos un finde sabiendo que nos veríamos de nuevo en tres días para ir a yoga, o en cinco días para ir a tomar algo a Vieja Barba, o pedir unos lomitos en Teo Teo, y ser feliz en esos pequeños grandes momentos. Esa sensación de esta mañana también fue acompañada de ciertas lágrimas que dejé caer con espasmos y snifs snifs luego de que la alarma sonara por tercera vez anunciando que ya no volvería a posponerse y que tendríamos que desayunar para comenzar el día, cada uno con rutinas distintas.  Me encanta cuando no me dice que pare de llorar. Sé que hay veces que no le gusta que lo haga

Abel

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 -Vos no. Y me apartó con cariño de su lado.  -¿Mmh?- pregunté con la mirada confusa. -Que sos la única de las chicas que no intentó besarme. Sos diferente y me gusta.  Me reí. Por dentro gritaba: " ¡Porque no tuve esa oportunidad! ". Sin embargo, aproveché la situación y dije: - No soy como ellas.  - Me di cuenta. -dijo, al mismo tiempo que lanzaba una media sonrisa que formaba un hoyo en su mejilla. Y otra vez volvía a derretirme. No se me iba a escapar. - Soy cagona.  Se ríe. Y me acomoda el pelo. Unas ganas de besarlo...  - Nah... Sos vos. Sos Cami . Sos directa, cuando querés. No te dejas llevar por cualquiera. Te interesa algo y vas por eso. Me lo dejaste claro con Gabri...  - No sigas hablando. No tiene nada que ver.  Uff... la cagó. - PEEERO, eso vimos todos .  Me sonreí, ya molesta y con más ganas que antes de besarlo. Pero ahora sólo por calentura. Porque si había algo que me atraía de él eran esos labios increíblemente carnosos. Y lo poco que admiraba de su persona

Cómplices delincuentes

Vivíamos en un departamento con casi ocho ventanas de las cuales todas daban a otros balcones o edificios. ' Y... a nosotros nos ven de todos lados. Y nosotros los vemos a ellos ' decía Pablo. Yo trabajaba en una especie de parque de juegos. La gente hacia largas colas para entrar. Y todos los viernes y a veces algún otro día de la semana, me volvía en taxi con un -en principio- desconocido. Físicamente, era idéntico al actor Federico D' Elía .  Había un juego del parque de atracciones, que consistía en subirse a un auto y dejarse llevar por la velocidad máxima. Cuando llegaba la hora de cierre, y el parque cerraba sus puertas al público, me gustaba subirme. Con cinturón de seguridad y todo, me asomaba por la ventanilla y sacaba la cabeza hacia afuera. Mi pelo se soltaba, mis ojos se achinaban, y a mi alrededor veía miles de luces de colores, como las avenidas de Nueva York, o Las Vegas.  Un día el chofer desconocido comenzó a dejar de serlo y se volvió alguien confiable y

Un tóxico amor

  Mientras su mirada se mantenía firme hacia mí, el dolor físico parecía desaparecer.  Él estaba de novio, yo también. Vivíamos separados por un puente, que dividía nuestros pueblos. Yo lo conocía por la facultad. Estudiábamos la misma carrera, nos cruzábamos en los pasillos a diario, en el hall central, en el comedor, sin embargo para él yo no existía. Ni antes, ni después, ni nunca. Él dice que lo hacía para protegerme desde afuera, y yo le creía, porque estaba segura de que lo hacía por amor .  Su novia era diseñadora de indumentarias, Camila. Tenía su propio local en un pueblo cercano al mío... continuará.

Compás

 Hola. soy un compás. Me fabricaron en China, pero no se preocupen, no tengo Coronavirus. Aunque sé que de alguna manera decir cuál es mi nacionalidad en este momento genera un temor totalmente comprensible, sería imposible que pudiera yo ser portador. Porque hace años que estoy encerrado en este pequeño estuche. Es cómodo, no voy a quejarme, pero observo cómo pasa el tiempo y me entristece saber que mis sueños no van a cumplirse jamás. Al menos no si sigo aquí encerrado. A partir de mi nacimiento, viajé con miles de compases más, todos del mismo color y estatura, cada uno dentro de su estuche, el mío es color rojo, y tengo a mi lado una incómoda cajita en la que llevo las minas de grafito para poder dejar huella en cada paso que dé. Lamentablemente conservo la mitad de las minas y no porque mi dueña me haya usado un montón, sino porque en el camino muchas se perdieron o se rompieron y no pudieron reponerlas. Además mi dueña me tiene olvidado aquí, entre sus cosas de librería que, a de

Parece que va a llover

"Parece que va a llover”, leí en la notificación emergente del celular. Y esperé, ilusa, que fuera una joda. Él siempre hace lo mismo y la verdad que esta vez, no creo que se lo perdone.  Nos hemos caído. Nos volvimos, sin saberlo, rutina. Fuimos… perdiendo el sabor. De a poco derribamos todo aquello que con tanto amor e inocencia construimos algún día. Me acerco a la ventana. Mi mirada se pierde entre las nubes grises que sí, anuncian una tormenta. Pero ya la veo venir, ya la siento, y no logro tragarla. No sé si estoy preparada para el resto. Observo que más allá de la ventana no llueve, pero más acá sí. Aquí dentro llueve.  ‘Pirici qui vi i llivir’ como si el agua fuera un ácido que nos quemara la piel hasta morir. ‘Parece que va a llover’ me dice, y cuando pasa eso, él no sale de su cueva. Y entonces unas estúpidas gotas se vuelven obstáculo para ver a su amor. Las nubes son tan grises y pesadas que no puedo ver con claridad. Y creo que de tanto llorar, me inundé por dentro. 

Vecinos de parada

No sé si él sabe que yo sé quién es. Todas las mañanas está en la parada del colectivo, y lleva en la mano una botella fría de soda de 1 litro. Todas las veces que lo vi se tomó un Coniferal, viste camisa celeste y pantalón beige.  Siempre que lo veo me pregunto a dónde va con esa botella... ¿Y por qué la lleva? ¿Para qué? Un día me hice todo un rollo, que tal vez trabaja como portero de edificio y se pasa un buen rato ahí.. pero que tiene más pinta de empresario, o un cargo superior como gerente, pero ¿Y por qué no va en auto? ¿Se dará cuenta que pienso sobre él? En su trabajo quizás no tienen bidón de agua... ¿Por qué toma soda? Y como la curiosidad mata al gato, un día estuve a punto de preguntarle. Pero entonces se iba a dar cuenta que lo observaba todos los días. No debe tener más de 56, ¿Y si se confundía conmigo? Opté por el silencio.  Pero hoy... hoy, no llevaba la botella. Y lo reconocí igual. Y... ouch. Creo que él también a mi. Pero más que nada como vecinos de parada.

Estados de Facebook - 11/12/14

Hoy lo ví entre tanta gente. Lo ví y me miró, pero no era él. No lo ví en realidad porque de tantas caras parecidas... No era. No era. No era él. -Y? -¿Y, qué? -Contame, qué aprendiste hoy. -Encontré el origen de mi mayor miedo. -Eh..!! Pero es buenísima esa!! -... -¿No estas contenta? -Lo encontré. ¿Y? ¿Y ahora? ¿Qué me queda? ¿Vivir? ¿Evitar? ¿Huir? ¿Esperar? ¿Callar? ¿Sufrir? ¿Resistir? ¿Ser parte? ¿Encerrarme? ¿Gritar sin ser escuchada? Me aburrí y no salgo de la idea. Me aburrí de la vida.

Cuareneterna

Te extraño con locura. La mañana está fresquita y el sol calentito. Respiro despacio y cuando cierro los ojos te siento en un abrazo cálido y tierno. Si me concentro, hasta puedo sentir mi nariz en tu cuello y cómo ese perfume que siempre llevas puesto entra por mis orificios nasales y viaja dejando un poco de aroma en cada recóndito espacio de mi ser. Entonces sonrío, porque así te llevo conmigo aunque estés lejos. 'Lejos' y qué locura pensarlo así, cuando estamos a sólo unos pocos kilómetros de distancia y dentro de la misma ciudad.