Abel

 -Vos no.

Y me apartó con cariño de su lado. 

-¿Mmh?- pregunté con la mirada confusa.

-Que sos la única de las chicas que no intentó besarme. Sos diferente y me gusta. 

Me reí. Por dentro gritaba: "¡Porque no tuve esa oportunidad!". Sin embargo, aproveché la situación y dije:

- No soy como ellas. 

- Me di cuenta. -dijo, al mismo tiempo que lanzaba una media sonrisa que formaba un hoyo en su mejilla. Y otra vez volvía a derretirme. No se me iba a escapar.

- Soy cagona. 

Se ríe. Y me acomoda el pelo. Unas ganas de besarlo... 

- Nah... Sos vos. Sos Cami. Sos directa, cuando querés. No te dejas llevar por cualquiera. Te interesa algo y vas por eso. Me lo dejaste claro con Gabri... 

- No sigas hablando. No tiene nada que ver. 

Uff... la cagó.

- PEEERO, eso vimos todos

Me sonreí, ya molesta y con más ganas que antes de besarlo. Pero ahora sólo por calentura. Porque si había algo que me atraía de él eran esos labios increíblemente carnosos. Y lo poco que admiraba de su personalidad acababa de romperse ante mi con ese comentario superfluo.

- No importa lo que vieron. No saben lo que yo sentí, lo que siento, lo que vivo, o cómo lo vivo. Nadie sabe. 

Se quedó mirándome fijo, sintiendo la derrota en la piel. Quedando como un boludo ante una posible buena compañía para pasar el rato. Me acerqué, le di un beso, nos comimos la boca, y me alejé. 

No sentí nada especial ni extravagante.








Martié.



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