Cómplices delincuentes
Vivíamos en un departamento con casi ocho ventanas de las cuales todas daban a otros balcones o edificios. ' Y... a nosotros nos ven de todos lados. Y nosotros los vemos a ellos ' decía Pablo. Yo trabajaba en una especie de parque de juegos. La gente hacia largas colas para entrar. Y todos los viernes y a veces algún otro día de la semana, me volvía en taxi con un -en principio- desconocido. Físicamente, era idéntico al actor Federico D' Elía . Había un juego del parque de atracciones, que consistía en subirse a un auto y dejarse llevar por la velocidad máxima. Cuando llegaba la hora de cierre, y el parque cerraba sus puertas al público, me gustaba subirme. Con cinturón de seguridad y todo, me asomaba por la ventanilla y sacaba la cabeza hacia afuera. Mi pelo se soltaba, mis ojos se achinaban, y a mi alrededor veía miles de luces de colores, como las avenidas de Nueva York, o Las Vegas. Un día el chofer desconocido comenzó a dejar de serlo y se volvió alguien confiable y