Maquineo II.
Se levantó esa mañana y la primer palabra que asomó por su cabeza al abrir los ojos y descubrirse sola en medio de las sábanas desarregladas, fue: Basta. Para peor, en la mesita de luz del otro costado de la cama, había una pequeña nota junto al bolígrafo de oficina que ella le había obsequiado hacía unas semanas atrás. ''Ya lo sabía", se dijo en pensamientos. Pasaba en todos las películas, en las novelas, en las series, ¿Por qué sería ella la excepción? Al fin y al cabo estaba viviendo una realidad que no le pertenecía, que no era lo que había deseado alguna vez, ocupando un lugar que carecía de sentido, de valor, de anda a saber que más. Le faltaba mucho para lograr cambios grandes, estaba en el pozo, había caído profundo, tal vez demasiado como para hallar un rayo de luz y sobre que sus cosas no estaban del todo bien, ahora esto... Mientras empezaba a sermonearse a sí misma por haberse dado el atrevimiento de entregarse a él una vez más, se vestía refunfuñando palab