El mundo no cambiará

Meli me había acompañado  a las mesas, me pidió algunas hojas que tuviera sin uso para envolver su paquete, ella no se había enamorado de nadie como sí lo hizo Sofi, pero sí hizo algunos amigos importantes a los que volvería a ver de aquí a un tiempo cuando viaje con Work and Travel. 

Caminamos hasta la salida del comedor universitario, a unas dos cuadras de la residencia donde paramos estos casi 15 días junto a nuestro equipo argentino y los de Uruguay, Brasil, Guatemala, Chile y Colombia. Nos sentamos en unas mesitas de madera y cemento, ahí nos reuníamos con el resto a practicar y conversábamos sobre las charlas. Esas mesas quedaban a la salida del gran Comedor Universitario, que era inmenso y al fondo tenía un escenario y un telón rojo, con luces, para los 'bailes' de fin de año, pensaba yo.

Saliendo del SUM hacia la derecha había una plaza hermosa, muy bien mantenida y con canteros llenos de flores hermosas que no había visto jamás. Por supuesto que ya había tomado varias fotos para mostrarle a mi mamá cuando volviera a Córdoba. Cada espacio que visitábamos era realmente muy distinto a casi todo en mi país. Más lo pienso y más me aseguro de que fue  g e n i a l  este viaje, visitar el gran Estados Unidos en pleno verano y vivir una experiencia nueva por unos días, conocer personas de otros países, aprender de ellos, reír a carcajas hasta el cansancio... Sin dudas muchas cosas van a cambiar a partir de esta aventura. El intercambio lo generó mi trabajo, fuimos con un pequeño grupo, casi con los mismos que arrancamos la capacitación en Septiembre. Entre ellos estaban Sofi, Meli y Hebe, mi líder, con quien al principio nos habíamos chocado pero hoy funcionabamos muy bien juntas. El viaje fue de 15 días, y cumplía a la perfección aquella idea de "querer viajar sola algún día" (sin Matías).

Bien.  Ya era el último día. El día de poner fin a las cosas, o por lo menos una pausa. Sentí en el pecho un vuelco, una sensación tan rara de saber que no vas a volver a ver a alguien nunca más me tomó por los pies y me sacudió entera. 

-Paul... -me dije internamente, seguido de un suspiro.
-No nos pedimos ni las redes sociales...
-¡¿Posta?! -me dijo Meli, exaltada, ya que ella casi que se tenía que hacer una agenda nueva para agregar a tantos nuevos contactos.

Le había pedido que me acompañara a la plaza un rato, para despedirme bien. Después teníamos que volver a las habitaciones para acomodar las valijas y demás por lo que no tardaría demasiado. 

-¿Y cómo haces para encontrartelo si no tenes su teléfono, ni nada? -preguntó Meli, mientras yo, que estaba a punto de responder algo inventado, lo vi.
Subí y bajé los hombros con una mueca de 'no sé', o de 'simplemente nos encontramos'... 

Meli se quedó en una de las mesas bien cerca de la calle, frente al comedor, eligiendo las  hojas de mi carpeta de dibujo. 

-Ya vuelvo, le dije. Me cuidas bien esta carpeta eh? jaja.
- Sos re grosa dibujando.- le sonreí, y empecé a caminar hacia la escena de la 'despedida'. 

Lo distinguí de lejos, porque él era distinto a los demás. Paul era como un niño. Divertido, juguetón, carismático... tenía unas ocurrencias! A todas las charlas y las conferencias había ido con un traje gris y una camisa blanca impecable, y corbata!!! Yo me reía porque me parecía poco común... los periodistas en Argentina de pedo se ponen una buena chomba y listo, a menos que haya que salir en la tele, pero bueno, él lo daba todo... 

Paul estudió Periodismo, y Ciencias Químicas. No sólo tenía la pinta de inteligente, realmente lo era. 

Sin previo grito de aviso, corrí hacia él, que estaba con otros chicos en la plaza, y me abalancé a sus brazos, que apenas sentí el choque de su cuerpo con el mío lo envolvi en los míos cual serpiente. Aunque la imagen que dábamos se prestaba más a un abrazo de koala. En principio se quedó inmóvil, pero al cabo de unos segundos me abrazó más fuerte, tanto que... aaahhh (suspiro) no voy a olvidar ese abrazo nunca. 

-Polll.. Polll... snif.. snif.. 

Cuando lo llamé de la manera que él odiaba, 'porque mi nombre es PAUL, NO POL' me tomó de los hombros y me separó con cuidado. Durante la madrugada de esa noche mi equipo y yo volvíamos a Argentina. Al día siguiente Paul y su equipo volvían a Sicilia. 

En mis pies me seguían sacudiendo los nervios, por lo que los moví de una manera rara y eso hizo sacar a Paul una carcajada. 

-Hombre serio que se ríe... sospechoso.

Dije yo, a lo que Paul respondió con una media sonrisa y un hoyuelo en la mejilla. Hablaba muy poco español, pero no era lo más importante el idioma cuando podíamos entendernos de otras maneras.

Pero de repente se puso serio. Y se distanció un paso hacía atrás.

- Si Marti no viene con Paul, Paul se va para siempre. 

- Pero Pol!! Cómo podes pretender que vaya con vos? Tengo que volver, mis decisiones están en Córdoba. Mi.. todo! Además ni siquiera hay lugar, viajamos por trabajo! 

Si bien Paul era el líder del equipo, mucho no podía hacer. Así y todo yo estaba despidiéndome. Nos miramos. Paul era más alto que yo, me llevaba como dos cabezas. Y flaco, y su cabello era bien rubio tirando a rojizo. En ese viaje había dibujado a muchas personas, me faltaba Paul. Pero no era necesario, su rostro lo recuerdo hoy incluso escribiendo estas líneas por acá. Pero Paul además de divertido, era terco. Muy terco.

-Si Marti no se queda, Paul se va. 

Volvió a insistir. Y esta vez la que hizo un paso hacia atrás fui yo. Lo miré, haciendo una mueca de "realmente no te entiendo". Y me fui. Esta vez, enojada. Y no volví la vista hacia atrás. Es que no podía creerlo. Esto no estaba bien. No estaba bien.

Había mucha gente, demasiada la verdad, pero por sobre el hombro de Paul había visto hace un rato a mi amiga Meli esperándome en una de las mesitas de estudio. Cuando llegaba a la mesita no vi ni a Meli ni a mi carpeta de dibujo.. qué raro, bueno, se habrá ido a la residencia. Me metí en el gentío para regresar, mientras una masa de gente, literal una masa, salía atropellandose. Iba tan sumida en mis pensamientos que ni siquiera me detuve a pensar por qué pasaba lo que pasaba. 

Y ahí sucedió. Algo adentro mío me dijo "¿En serio te vas a despedir así de alguien? ¿Posta vas a permitir que suceda de esta manera? ¿Cuándo se van a encontrar de nuevo, nunca, probablemente? Además, y lo más importante, ¿Hubieras dejado a Matías por Paul? La respuesta a la última pregunta era NO. Porque estoy enamorada de Matías y quiero una vida con él". Pero Paul.. No me había enamorado, Paul me había divertido los días que estuvimos ahí, además ni siquiera hubo un acercamiento, fue una relación amistosa aunque yo sé que él quería algo más, y también sé que habiéndome visto él 'solo como amiga' no se hubiera comportado como lo hizo conmigo. 

Y ahí estaba yo, en el medio del gentío planteándome que las malas despedidas son de lo peor. Y que no tendría que haberme ido de esa manera. Y me desesperé porque no había manera de contactarme con Paul. No tenía nada de él,  ni su teléfono, ni sus redes, ni nada de sus amigos. Mi corazón comenzó a palpitar cada vez más rápido y así como estaba, entre medio de la gente, me detuve y me volví a buscarlo.

-Pooooolll!! Me pareció verlo de lejos, justo al lado del comedor, pero todos gritaban! Qué estaba pasando? -alcé la voz- POOOOOL!

Ese último llamado fue desgarrador. Lo sentí desde el alma. Y de repente me pregunté qué estaba haciendo. Quién era Paul, por qué volvía a despedirme, por qué me distancié de él como una nena caprichosa, por qué no cuidé un poco mis modales, por qué me comportaba con él como si le debiera algo... 

El gentío me había ido empujando al comedor, aunque yo no quería ir al comedor, yo iba a la plaza. Parecía que estaba en un recital del Cosquin Rock de la cantidad de gente que había. Ya estaba desesperada y no encontraba a Paul por ningún lado. Estaba arrepentida de mis actos y a la vez, confundida con mis sentimientos. 

Entonces escuché tres disparos, y vi las balas estallar contra las mesas, sacudiendo vasos, platos, y haciendo temblar a las personas que estaban escondiéndose debajo de ellas, si es que no impactó sobre alguna... Mi mente se detuvo por un instante pero mi instinto me llevó a esconderme detrás de un chico rubio grandote, que estaba junto a mi. Estábamos agachados, cerca de la puerta de salida. Los demás que estaban ahí pechaban para tirar abajo las puertas. Yo me preguntaba por qué no había un sistema de salidas de emergencia, ya que sólo había una sola, ancha como un portón, pero no lo suficientemente grande para que podamos salir todos. 

Me agaché al mismo tiempo que este chico, y oímos un disparo muy cerca nuestro. Una chica, a metros de la puerta, ya fuera del comedor, cayó en seco sobre la vereda. Por dentro mío estaba segura de que yo me iba a salvar. Empecé a decir los mantras de ho'oponopono en mi cabeza y hacia adentro. Los repetía una y otra vez. Estaba a centímetros de la puerta. Pero viendo lo que acababa de ver, no estaba segura de si quería salir. 

En eso, escuché un estruendo, seguido de muchos gritos, alcance a oir que una chica se había colgado del telón, antes que el asesino le disparara, y que como era la hermana de éste, hizo desatar la furia y comenzó a repartir disparos a quien sea. 

Estaba hecha un bollito a metros de la puerta, protegida en principio por el gran hombre que tenía cubriendome con su tamaño, pero estaba tensa, muy tensa. Cerrando los ojos con fuerza, pensando en mi mamá, en mi papá, en mi hermana, en Matías, en Cami, en mi perra...

Y entonces vi un estallido blanco. Pensé ¿Y esto? ¿Me salvé? Alrededor se sentía todo tranquilo, pero tenía miedo de abrir los ojos. Escuchaba como que llovía, seguía hecha un bollito y tensa, pero el piso se había vuelto suave y mullido. 

Parecía que estaba lloviendo. 

Respiré profundo y abrí de a poco los ojos. 

Me costó darme cuenta, tranquilizarme, estirar el cuerpo.. relajar la mandíbula, agradecer. 

Estaba en mi cama. 

Todo, todo fue un sueño. 









¿Quién te dice que los sueños vívidos no sean recuerdos de vidas pasadas, con detalles que se mezclan de las situaciones y costumbres de hoy, pero al fin y al cabo mensajes de un tiempo que ya no existe, de personas que ya no están entre nosotros, de experiencias fuertes, inolvidables, etéreas e infinitas en el paso de la vida?

Marti Esparza

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