Un don especial


Ella no lo sabía, se había pasado diecisiete años de su vida buscando en su interior cuál era su don. Veía en cada uno de sus amigos un don que los hacia especial y los destacaba en algo, y   a pesar de que ella se sentía especial y se amaba con las cosas que hacía, no sabía aún cuál era su don. 
Ella era una bella joven que disfrutaba de la escritura, entre otras cosas como dibujar, pintar, cantar y bailar, lo que más le gustaba era escribir. Sentía que al poner sus manos en contacto con un papel y una lapicera, lo que surgía era impresionante, maravilloso, así le ocurría cuando iba por la calle y de repente una luz se prendía en su cabeza, una idea nueva y totalmente distinta  alas demás se le ocurría entonces ella, inmediatamente sacaba del bolsillo su celular y escribía en el anotador esa idea. 
Amaba la escritura, sin darse cuenta que toda su vida, toda esa búsqueda que le llevaría años, meses y horas trascendentales, se basaría  en eso mismo, en ese don que estaba tan a la vista, que cualquiera podría haberse dado cuenta menos ella, la escritura.
La joven también tenía  algo que en la escritura la hacía única entre otros escritores, dentro de lo real, fuera de lo fantástico... Cuando ella soñaba algo, después de algunos días, o un par de semanas, eso que ella había soñado de manera inconsciente, ocurría, se hacía realidad. 
Las primeras veces que le pasaba tuvo miedo, pero por otro lado comenzó a gustarle, eso que en ella era diferente a otras personas, una forma de 'ver' el futuro, una manera de 'captar' lo que podría o no suceder, de mantenerse 'atenta'. 
Éstas eran cosas que no le ocurrían siempre, ni tampoco muy seguidas. Una vez, soñó con su tío abuelo quien había fallecido seis años atrás, y al despertar y comentarle el sueño a sus padres éstos se emocionaron porque justo en ese día se cumplían los seis años de su muerte. Ella lo soñó un 6 de Marzo, seis años después de la muerte del tío. 
Todas estas cosas a las que ella llamaba ''extrañas'', las escribía. 
Pero hubo un día, que le sucedió algo horrible, pero a la vez, sensacional, que la llevó por un muy buen camino, en la riqueza material del mundo en el que vivía y a un extrasensorial e inexplicable sentimiento de amor que tomó ella por la escritura, descubriendo así su verdad, descubriendo así su objetivo de vida, su fin, su 'para qué'. 

Hacía un mes, a la joven le habían obsequiado un teléfono celular de última tecnología.En él ella guardaba de todo: 
Aunque sabía muy bien que en la mente es el mejor lugar donde los momentos quedan bien guardados, tenía fotos con sus amigos, familiares y demás imágenes de dibujos que hacía. 
Videos de ella misma haciendo monólogos, ya que también en su pasado había estudiado teatro, videos cantando y grabaciones de canciones que ella componía. 
Y lo que consideraba más importante, aquellas ideas que guardaba en su 'anotador'.

Una tarde, soñando con los ojos abiertos, creó en su mente una situación que luego la transfirió a un papel. 
Era una pequeña historia, donde un joven le arrebataba el celular mientras ella, que en la ficción era la protagonista pero no con su nombre real, caminaba hacia su casa luego de una mañana facultativa. Como ella sentía ese 'amor material' que ya le había tomado al aparato y además por el hecho de ser nuevo, comenzaba a correr al ladrón y perseguirlo hasta el momento en que lo alcanza y lo golpea contra el piso, reclamándole a los gritos el celular, al tiempo que éste se negaba y ella de la desesperación, se quitaba los lentes de la cara, y con la patita de uno de ellos, se lo clavaba en el ojo izquierdo. Una imagen sangrienta, desesperada y oscura, pero obviando lo que se veía, ella se sentía ganadora, había sentido la adrenalina de su cuerpo correr por sus venas y la fuerza que no había comprendido de dónde sacó al golpear en la cara al ladrón, que luego de sufrir los golpes, le devolvió el celular. 

Fuera de la ficción, ella sabía que no viviría algo así, por eso en la ficción podía crear un personaje como ella donde sí lo hiciera. Pero eso es lo que ella creía. 

Lo que la joven no sabia, era que su don, ese don por el que tantos años se había preocupado buscando, estaba ahí: en la fe y la escritura.
Todo lo que ella quería ser, ese personaje que para ella era sólo su 'otro yo', y que no podía ser mostrado en la realidad, existía de verdad, y existía en la escritura. Sólo que nunca se le había ocurrido escribirlo. Sólo esa vez del ladrón. Ella había puesto su fe en esa escritura, porque quería sentirse ganadora, triunfante, quería experimentar una situación así. 

Lo ocurrido fue que, dos meses EXACTOS de haber escrito esa historia, una tarde que salía de la facultad y se iba hacia su trabajo, en el colectivo donde se transportaba, le roban el teléfono celular. Al momento de bajarse, busca dentro de su mochila y no lo encuentra, en sus bolsillos tampoco, y al voltear a su derecha ve al tipo que venía detrás suyo en el mismo colectivo que corre para otra dirección. Sin recordar la historia que había escrito, comienza a correr en la misma dirección que él pero no logra alcanzarlo, estaba segura de que había sido él. 
Finalmente pudo hacer los trámites para que el celular sea bloqueado pero no pudo recuperar sus cosas, perdió todo. 
es día y el siguiente se sintió muy triste, enojada y sobre todo, impotente. Quería tener al ladrón ahí frente a sus ojos y golpearlo hasta que... y entonces recordó. 
Recordó la historia que había escrito y se echó a llorar. Recordó la desesperación al correr al tipo queriendo obtener su celular de vuelta y lo comparó con la imagen que ella había imaginado en su mente al escribir esa historia dos meses atrás y pudo ver que eran la misma imagen, la misma sensación, lo mismo.
lloró y lloró, hasta que se le ocurrió una cosa para sacar de su mente ambas situaciones. Quemar la historia, el papel. Ella sabría de que se trataba, ella y solo ella podría recordar con detalles las diferencias y similitudes entre la historia real y la que había creado en su cabeza. 

Luego de un  tiempo, la joven entendió la situación y pudo ver claramente cual era el don que la hacía especial. Aunque supo que sería mejor mantenerlo en secreto. 
Y que, si bien ella no era creyente, aunque lo hubiese escrito de manera inconsciente, la palabra mágica para darle ese toque final, es una sola.



                                                                                                                                          Amén.



Comentarios

  1. Guau, me hace acordar a Cassandra, la que podia ver el futuro pero que estaba maldita, ya que nadie le creia sus predicciones...

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    1. espero yo no volverme loca, igual, no me importa, si se mantener un secreto y utilizarlo para mí... Sin meter a nadie... nadie me llamaría con ese título.. no?

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