Drama Pasional

19/05/2015 


Ya nada parecía tener sentido. Todo se veía tan diferente a aquellas... primeras veces. Yo estaba enojada, sacada, apenada, confusa. Y en ese momento dudaba de todo el amor del mundo que nos habíamos prometido. Últimamente las cosas se han puesto jodidas y difíciles, y aún hasta ahora, desconozco el por qué. 

Estamos discutiendo  hace cuarenta minutos. Él me mira con los mismos ojos que hace un par de años se encontraron sin querer con los míos, en un mismo instante, en el mismo lugar. Como si alguien nos hubiera puesto ahí a propósito. A propósito sí, fue obra del destino enamorarnos. Y todo lo que siguió fue mágico. Siempre hallé serenidad y armonía en esos ojos... Pero ahora estaban enojados, furiosos, no me encuentro en ellos, no me reflejo, no siento ni un poco de armonía o serenidad, tampoco encuentro el amor en ellos, sino el miedo. Lo sé porque yo también tengo miedo. 

Él me grita, llora, yo lloro, le contesto, grito. Le digo lo que pienso, todo, todo lo que pienso en ese momento. Grito que no entiendo qué nos está pasando y llegué a estar tan confundida que no sé que quiero. Pero él no me escucha porque sigue gritando. Y los dos lo hacemos tan fuerte que ninguno escucha al otro. 
La ruta estaba oscura, apacible, la luna esclarecía entre un par de nubes. Todo allí podría dibujarse en un hermoso cuadro, a excepción de nosotros. La discusión subía  aumentaba cada vez más el volumen y yo creía que en cualquier momento la naturaleza nos iba a someter a la muerte, por castigo de haber roto su bello paisaje, su silencio perenne. 

En medio de la discusión mi mente volaba, y con un  esfuerzo inútil yo intentaba aclararme las ideas. Algo me recordó a esa tarde en Río Tercero, en Córdoba, cuando prometimos estar juntos hasta el final. "¿Cual final? El final del mundo, de todo, de los tiempos, de la vida. Porque nuestro amor puede atravesar todo tipo de fronteras y es invencible". Pensé que tal vez esto se trataba de nuestro final... pero, no era el final del mundo, ni de la vida,... era nuestro final. Y no, no podía ser, de ninguna manera. Me detuve en pensamientos reprochándome si así es como se acabaría todo. ¿Es esta la manera de terminar, a las 5 de la madrugada, al costado de la ruta? ¿Con un equipaje hecho en vano? ¿Y una amiga durmiendo en él? No iba a permitir que éste fuera el fin. 

Sofía. Yo no sé si dormía o simulaba hacerlo. Íbamos hasta Mendoza, el padre de Sofía festejaba los 50 y nos había invitado a los dos, pero en el medio de la ruta, algo le sucedió al auto y nos quedamos sin marcha en medio de la nada. 

<<Me encanta tu mirada que genera luz. Amo tu sonrisa que refleja energía. Por favor, jamás dejes de mirarme. Por favor, que me voy a morir. Yo te amo>>

Sin dudas esas fueron las palabras más bellas que había oído en toda mi existencia. Recordé eso y lloré, volvía a enamorarme aún en esa situación. 


Entonces me dispuse a atravesar esos dos metros y medio que nos confrontaban y abrazarte, explicarte cuánto te amo, lanzarme a tu cuello y besarte, pedirte perdón si te ofendí, decirte que te amo tanto como aquellas primeras veces. 

Hice un paso atrás para tomar envión, pero trastabillé y caí muy cerca de la ruta, muy cerca. Vos te callaste. No entendiste qué quise hacer. Y abriste los ojos como asustado, yo me reí por dentro, y te sonreí por fuera. Vos me mirabas ahí parado y yo me levanté, convencida en pegar un salto y gritar en medio de la noche lo mucho que te amaba, y que te amo. Te acercaste a ayudarme, pero como quise pararme muy rápido me mareé. Y al mismo tiempo, quería decírtelo, quería que lo supieras. Estaba convencida de lo que sentía. Sabía que después de esa confesión todo podría ser diferente, o volver a serlo, o dejar. 

Y fue ahí cuando pasó. Ninguno de los dos lo esperaba. Fue muy veloz. Y no pude decirte lo que sentía. No pude hacerte entender que mi amor por vos iba mas allá de las confusiones. Entendí que habíamos roto el silencio de la noche, y me quedé con el deseo de gritarle, a cambio, un grito de amor. No pude decirle a la noche cuánto te amaba. 


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PAREJA MUERE EN LA RUTA CAMINO A MENDOZA


Una pareja de poco más de 20 años murió hoy luego de discutir junto al Acceso Sur de la ciudad mendocina de Guaymallén. La joven, de 22 años fue atropellada por un vehículo. Y más tarde, el novio se lanzó bajo un camión que se acercaba a toda velocidad. 

Un joven discutía con su novia a metros de la calzada en el acceso sur a Guaymallén (Mendoza) cuando un auto embistió a la chica, la mató y huyó del lugar. Instantes después,  al verla en el piso y sin vida, el muchacho salió corriendo y se tiró debajo de un camión.

El increíble drama pasional se desencadenó en la provincia de Mendoza y trascendió que las víctimas tenían 22 y 25 años de edad. Al parecer, en un descuido, la joven intentó cruzar la ruta y fue embestida por un auto. Su novio llamó al servicio de emergencias que llegó hasta el lugar y comprobó que la chica había fallecido. Al tomar conocimiento de la noticia, el chico se lanzó debajo de un camión delante de los policías y murió.

"Hemos tomado el testimonial a una testigo que aparentemente sería una amiga de él. Ella sostiene que esta persona antes de arrojarse, dijo que él sabía que ella lo había hecho por él y que él iba a hacer lo mismo" precisó el fiscal.


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