Media Luna

De los fantasmas dicen muchas cosas. Que asustamos, que somos pálidos, que podemos leer los pensamientos de la gente y atravesar paredes con facilidad. Y la verdad que no es taaaaan así. 
A mi personalmente me costó mucho aprender a atravesar paredes. Me choqué un par de veces. Y tampoco sé leer mentes. O quizás sea porque soy un principiante y me queda bastante por aprender. 
Hoy me costaba traspasar la chapa del colectivo, y claro que sin pensármelo dos veces, y creyendo sentirme de carne y hueso otra vez, subí con toda esa cantidad de gente y -por primera vez- sin pagar el boleto. Hice sólo unos pasos, y la vi. Estaba del lado de los asientos individuales. Apoyaba su cabeza en la ventana, y su reflejo en el vidrio se perdía con la media luna del cielo. La ventanilla de atrás estaba abierta, y sus bucles se volaban tímidos, en un movimiento de vaivén, una danza silenciosa… y peligrosa para mis ojos, porque enloquecían. ¿Qué pensaría en este momento? Pensé. No parece estar preocupada, ni pensativa. Pero ella siempre fue así. Como una cajita de sorpresas. No está escuchando música, por lo que se distingue del resto. Puedo oír su respiración serena entre los diferentes ritmos que despiden los auriculares de los demás pasajeros. Es el "chingui chingui". 
La observo, ella no me ve. Y en eso, sucede. Se dibuja en su rostro tímido la mitad de una sonrisa. Como la luna. Como la media luna. Entonces lentamente me acerco hasta ella, y la beso en la frente, paso mis dedos intangibles por uno de sus bucles e intento recordar lo que se sentía el tacto. Ella suspira. Cuando la observo de nuevo, un río de lágrimas comienza a caer por sus mejillas, y sin dejar de sonreír susurra en un volumen casi inaudible <<Te amo, Franco>>.

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