Ella era su muerte más cercana

Salimos del recital, cansadísimos los dos, pero yo no entendía de dónde ella sacaba tanta energía para seguirme jodiendo. El taxista nos dejó en la esquina de Colón y Gral Paz, eran como las 4.30 de la madrugada y los autos creían conveniente no pasar por la Sta. Fe por el desastre que hacia la gente saliendo del baile en el Estadio del Centro, está bien que había muchísimos policías, pero ciertas personas más rebeldes andaban con armas, o salían alcoholizados, y, dicen mejor prevenir que curar. Nosotros caminamos por la Sta Fe, no nos quedaba otra, para ir por otro lado era muy oscuro y no daba. Noté que tenía miedo, que no quería ir por ahí. La tomé de la mano y le dije que se quedara tranquila, que con la cantidad de policías y conmigo íbamos a estar bien. Me dio ternura, en sus ojos tenía como un brillo de nena pequeña y la abracé. Le llamó a su mamá para avisarle que estábamos yendo caminando desde Colón, y guardó el celular. Llegando al puente, a un costado estaban todas las motos y autos de la policía. Cruzamos el puente. Hicimos unos diez pasos para arriba, ella se había adelantado un poco, ya más tranquila. Se daba vuelta, me sonreía, me hacía jueguitos con los ojos... No se cansaba de hacerme chistes y jodas tontas, como siempre. En un momento sentimos unos gritos, alcancé a ver un grupo de chicos que empezó a correr a otro y la policía intentando alcanzarlos, corrían en nuestra dirección. Se sintió un disparo. Ella dejó de hacer locuras y se paró en seco. Corrí a abrazarla y la llevé a un costado, en el umbral de una puerta nos mantuvimos unos minutos, abrazados. Sabía que ella sentía miedo y el hecho de protegerla me hacía sentir mejor a mí también. Nos teníamos el uno al otro, como decía ella cuando pasaba algo que nos tiraba abajo a los dos.
Unos minutos después, cuando todo se calmó un poco y ya no se oían más tiros, me acomodé un poco y le dije, sin dejar de abrazarla:
-Ya está. Si querés vamos a tu casa, o nos quedamos acá un ratito.
Pero no me contestó. Le dí un beso en la frente, tenía los ojos cerrados.

Un pensamiento horrible se cruzó por mi cabeza, pero lo ignoré. Intenté acomodarme mejor para que ella se sentara bien, pero no respondía. A los segundos me di cuenta que ese pensamiento horrible era real. La tomé de las manos, la miré y me puse a llorar desesperadamente. No quise ver nada, quise creer que solo era un desmayo, recordé la imagen de ella frenándose tras oír el tiro, miré su pecho, sangraba. Me sentí un estúpido, ¿Cómo es que no me di cuenta de nada!? Intenté reanimarla. Gritaba su nombre, le daba besos, pero no, ella jamás volvió a mirarme otra vez. 
Se largó a llover. Mi celular sonaba.
No tuve el valor de pedir ayuda. No  tuve las fuerzas necesarias. No supe que hacer.
Y yo, yo estuve ahí.
Yo, yo la vi morir. 




Tantas veces te vi simulando un olvido, y eso paso.





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