#DiaCincoYCuatroDesafio

#5 Mi espacio
Desorden. Sacar las cosas afuera, todo. Vacío interior. Limpiar, dejar fluir. Liberar, soltar, desechar. <<¿Y esto..?>>
"Quiero hacerlo, hoy me siento libre, hoy me siento decidida. Hace unos años dije que ya a los 16 estaba segura, pero pasó. Hoy es 13 de Marzo del 2013. Sí, soy yo la que escribe. Ahora me pregunto... ¿Dónde guardo esta carta a futuro para mí?"
<<¿¡Yo escribí eso hace un año exactamente!?. OMG.>>. Piensa mientras se agarra la cara de desesperación.
Poderes supernaturales a la hora de desear cosas con todas las fuerzas del planeta atraídas hacia mi. 
14 minutos para finalizar un día en el medio. 
La mitad. 
Intermedio.
Lo que no es A ni B. Ni es 1 ni 2. 
Ni arriba, ni abajo. Ahí: incómoda. Fuera de lugar. Ni en su pieza, ni en su cama, ni en su escritorio. 
Solo unos días y vuelve todo a su lugar.
A veces suele sentir rechazo a los cambios que la vida le propone.
Piensa mucho, se acuesta sobre sus pensamientos rosados y duerme.
Ahora que no tiene su espacio, se pasa las horas callada, caminando en silencio, merodeando su casa sin un lugar donde poder sentarse a ser ella misma. Se pone, extrañamente en su lugar y la entiende: realmente es muy necesario que todas las personas del mundo tengan SU lugar en donde vivan. 
Como el purgatorio del que tanto habló la iglesia por años. ¿Dónde está? Ni en un lugar, ni en otro, sin embargo, su esencia persiste. 


En dos días ya puede volver.


#4 Recuerdos: La música en la piel
Se hizo de noche y se nubló. Yo esperaba que lloviera pero el agua no llegó a tocarme y decidió quedarse allá arriba, con él. Llegamos casi sobre la hora, ya que por salir a las apuradas me olvidé las entradas en la biblioteca de la pieza. 
Poca gente, el espacio chico, pero lindo. Entraron los músicos que hacían el tributo, se presentaron y empezaron a tocar. Cerré los ojos y se me puso la piel de gallina. Sentía su presencia entre la gente. Era su voz, era él. Por un momento no supe que sucedía, fue como si algo me hubiera envuelto en un sueño extraño y pude sentir en la piel eso que nunca pude escuchar con los oídos en vivo, en su presencia.
-Refugiados... sobre el diván. Agitados por nuestras formas. Algo ocurrió, una extraña sensación,  un presentimiento. Tuve que dejar de hacer el amor en el momento. Fui en busca de un abrigo, encendí un cigarrillo y ahí lo vi: un misil en mi placard.
Lo escuchaba tan cerca de mí que no lograba distinguir si era un sueño o una realidad.
<<¡Por qué no te conocí antes, Gustavo!>>, me decía para mis adentros. 
A mi izquierda, los ojos de mi papá brillaban de emoción reflejando esa época de juventud plena que parecía infinita, en la que conoció a mi mamá y salían juntos a bailar a Keops.
En mí, la sensación viva e imaginaria de sentirlo tan presente, tan vivo en mi, tan externo a mi piel como interno musicalmente a través de mis oídos. 
Es la época que me tocó vivir.
Al menos nací para conocerte y una parte, aunque sea sólo un poco, de tu música, la llevo enlazada a recuerdos primordiales en mi paso por estos años. 
Otra  vez, Gracias, Cerati.

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